lunes, 22 de septiembre de 2008

ROMANCE DE LA JURA EN SANTA GADEA


En Santa Gadea de Burgos do juran los hijosdalgo, allí toma juramento el Cid al rey castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo.
Las juras eran tan recias que al buen rey ponen espanto. --Villanos te maten, rey, villanos, que no hidalgos; abarcas traigan calzadas, que no zapatos con lazo.
Traigan capas aguaderas, no capuces ni tabardos; con camisones de estopa, no de holanda ni labrados; cabalguen en sendas burras, que no en mulas ni en caballos.
Las riendas traigan de cuerda, no de cueros fogueados; mátente por las aradas, no en camino ni en poblado; con cuchillos cachicuernos, no con puñales dorados.
¡Sáquente el corazón vivo, por el derecho costado, si no dices la verdad de lo que te es preguntado! Si tú fuiste o consentiste en la muerte de tu hermano.
Las juras eran tan fuertes que el rey no las ha otorgado. Allí habló un caballero de los suyos más privado:
--Haced la jura, buen rey, no tengáis de eso cuidado, que nunca fué rey traidor, ni Papa descomulgado.
Jura entonces el buen rey, que en tal nunca se ha hallado. Después habla contra el Cid malamente y enojado:
--Mucho me aprietas, Rodrigo, Cid, muy mal me has conjurado, mas si hoy me tomas la jura, después besarás mi mano.
--Aquesto será. buen rey, como fuer galardonado, porque allá en cualquier tierra dan sueldo a los hijosdalgo.
--¡Vete de mis tierras, Cid, mal caballero probado, y no me entres más en ellas desde este día en un año!
--Que me place --dijo el Cid--, que me place de buen grado, por ser la primera cosa que mandas en tu reinado. Tú me destierras por uno, yo me destierro por cuatro.
Ya se partía el buen Cid sin al rey besar la mano; ya se parte de sus tierras, de Vivar y sus palacios: las puertas deja cerradas, los alamudes echados.
Las cadenas deja llenas de podencos y de galgos; sólo lleva sus halcones, los pollos y los mudados. Con él iban los trescientos caballeros hijosdalgo.
Los unos iban a mula y los otros a caballo; todos llevan lanza en puño, con el hierro acicalado, con el hierro acicalado, y llevan sendas adargas con bordas de coloradoPor una ribera arriba al Cid van acompañando; acompañándolo iban mientras él iba cazando





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